martes, 18 de octubre de 2016

Pharmac ☆ Capítulo 2


¡Muy buenas tardes un día más, mis queridos científicos! Seguimos en Abracadabra~ y hoy toca continuar con el primer mini-fic publicado en el blog: Pharmac, protagonizado por Irene y Wendy de Red Velvet.

No olvidéis dejar todas vuestras opiniones y teorías en la zona de comentarios una vez hayáis leído este nuevo capítulo. En mi opinión ya en este se destapa todo el final pero de todas maneras todavía quedan cosas interesantes por suceder en el siguiente y último capítulo. ¡Ojalá lo disfrutéis mucho! ♥

¿Todavía no has leído el capítulo anterior? ¡No te lo puedes perder! Leer aquí.




CAPÍTULO 2

Sabía que algo no iba bien, sabía también que no estaba loca, y se cumplieron mis sospechas cuando leí aquel informe sobre mi mesa, con una nota encima. Me di toda la prisa que pude en ir hasta el hospital y una vez allí me encontré con lo que más esperaba, pero también con lo que más temía: uno de los sujetos humanos del experimento había muerto hacía menos de media hora.

Cuando me encontré en la puerta de la habitación, frente a la cama en la que ahora reposaba un cadáver, supe que tenía que parar todo aquello como pudiera, costase lo que me costase; el medicamento no podía salir al mercado.

— Mi más sincero pésame, señora Han… — Había reconocido a la mujer que se encontraba junto a la cama nada más ver su silueta desde la puerta. Ella estaba desconsolada, sin saber lo que había ocurrido, llorando sobre su hija muerta.

Giró lentamente la cabeza hasta que nuestras miradas se cruzaron, la suya llena de lágrimas. Me quedé de piedra, sin saber qué hacer, ¿acaso podía decirle algo que sirviese para consolarla? Estaba claro que no podía, y lo peor es que había sido todo culpa mía.

— Doctora Son…¿Qué le ha ocurrido a mi hija? — La mujer me tendió la mano, pidiéndome sin la necesidad de hablar que me acercase a ella, buscando algo de consuelo que no estaba segura de poder darle.

— Señora Han...Lo lamento mucho, ha sido culpa mía. Por mi culpa su hija ha… — Me cogió de la mano fuertemente en cuanto me senté a su lado, acariciándome el dorso de la mano mientras me miraba, mientras miraba cómo iban cayendo las lágrimas también de mi rostro.

Hablamos durante un buen rato, yo explicándole todo lo que estaba sucediendo con el Raxon y ella quitándome toda la culpa mientras acariciaba mi cabeza suavemente, como si fuese yo su hija y no la que yacía sin vida a nuestro lado.

“Es usted una buena persona, doctora Son, lo ha demostrado viniendo a toda prisa y contándome todo esto. Mi hija decidió por su cuenta participar en ese estudio a pesar de las advertencias, todo porque quería sentirse mejor. Lloraré mucho por ella, porque era mi hija, pero ahora lo que debe hacer es impedir que esa cosa mate a más gente; porque So Rae no habría querido que más gente pasase por lo mismo que ella”.

Me hicieron falta todas y cada una de las palabras de la mujer, la cual me dio aun más fuerzas y me animó a seguir adelante, a frenar la fabricación masiva del Raxon y a impedir su distribución por todo el mundo.

En las semanas siguientes murieron otras cuatro personas, todos pacientes del estudio con síntomas y diagnósticos similares, casi idénticos. Hablé con todas las familias y seguí haciendo pruebas y comprobaciones, intentando dar con la causa, pero sin conseguir ningún resultado concluyente.

Irene me estaba ayudando con todo, tal y como me había prometido, pero ni entre las dos pudimos conseguir nada claro. Era frustrante y volví a agobiarme como al inicio de las investigaciones, ahora con el hecho de que estaba muriendo gente sobre mis hombros, sin poder evitar que ocurriese.

— Todos los compuestos están en orden, no hay nada anormal ni fuera de lo habitual entre unas pruebas y otras. Esas personas murieron porque había llegado su hora, ¿cuánto más necesitas para convencerte de que el Raxon no tiene nada que ver con ello? — Llegaba a acabar con mi paciencia pero por suerte fui capaz de controlar mis nervios. Sabía que sí era culpa del medicamento y no iba a parar hasta demostrarlo.

— Hay algo que no es correcto y nadie me va a convencer de que cambie de idea. Ya han muerto cinco personas por culpa de esto, ¿cuántas más van a tener que morir para que entres tú en razón? — Aunque yo quería destapar toda la verdad sobre el Raxon, los altos cargos se estaban esforzando por encubrirlo todo, como era de esperar.

Habían hecho pasar todas las muertes por causas naturales, sin que se llegasen a relacionar con la empresa en ningún momento, borrando todas las huellas que conducían a Velvet Medicals. Por suerte no habían decidido ir a por mí; todavía.

Tuve que dejar a un lado el plato de bulgogi para frotarme las sienes, un gesto que se había convertido en uno de mis favoritos en las últimas semanas. Escuché cómo Irene hacía lo mismo y se acercaba, colocándose en el sofá, justo a mi lado. Habíamos comenzado a pasar las noches en mi apartamento, un lugar mucho más discreto y cómodo para investigar que en el edificio de la empresa en donde las paredes podían tener tanto ojos como oídos.

Levanté la cabeza ligeramente y la encontré allí mismo, frente a mí, bastante cerca, provocando que mi corazón diese un vuelco bastante fuerte y que un sonrojo bastante notable inundase todo mi rostro.

— Como siempre te digo, debes relajarte y olvidarte un poco del asunto de vez en cuando, porque no es bueno para tu salud estar así de alterada día tras días —. Comenzó a acariciarme las mejillas, algo que había estado haciendo bastante a menudo los últimos días, aunque esta vez a una distancia mucho más corta.

No fui capaz de reaccionar, ni siquiera pude mover un par de músculos, al menos así fue hasta que comenzó a reírse de mi apariencia más bien tonta y se me arrugó el ceño como por arte de magia.

— Eres insoportable, Bae Joo Hyeon, sé consciente de ello —. De un momento a otro ambas nos sonreímos y comenzamos a reír al unísono, hasta que pasó su mano por mi nuca y acortó todavía más la poca distancia que había entre nosotras, haciendo que se juntasen nuestros labios y en mi cabeza resonase varias veces un “al fin lo hizo”.

Durante los días siguientes a nuestro primer beso nuestra relación se volvió mucho más profunda, mucho más íntima, consiguiendo que por fin me olvidase de todos aquellos meses de quebraderos de cabeza, al menos durante unas horas al día. Pero aquella felicidad y todas esas mariposas que revoloteaban en mi estómago no me alejaron de mi objetivo inicial, ni mucho menos.

Decidí dejar de investigar desde mi despacho ya que había demostrado ser una gran pérdida de tiempo y volví a los laboratorios, mezclándome entre los compañeros que no parecían haberse dado cuenta de que quería acabar con todo el estudio, o al menos no aparentaban saber nada.

Actuamos como si nada hubiera pasado, como si fuese una investigación como cualquier otra, ignorando todo lo ocurrido semanas atrás...Sin duda fue el mejor ambiente posible ya que así me sería más fácil confraternizar y no levantar demasiadas sospechas.

— Buenos días Seulgi, ¿cómo has estado? — Nada más colocarme junto a ella dirigió su mirada hacia mí, dedicándome una sonrisa que le devolví casi de inmediato. Seulgi siempre había sido una buena amiga y el verla después de mi auto-aislamiento de varios días me alegró enormemente, sobretodo al comprobar que su visión de mí no había variado.

— Estaba preocupada por ti, pero veo que ya estás mucho mejor. Ya era hora de que volviésemos a trabajar codo con codo, ¿no te parece? — Nos dimos un rápido abrazo antes de que ella dirigiese la mirada hacia la pantalla que había estado mirando hasta mi llegada, haciendo lo mismo que ella, con algo de intriga.

Recordé en ese instante las buenas dotes de Seulgi con la informática y entonces se me pasó una disparatada idea por la cabeza que tal vez no lo fuese tanto. Tragué saliva varias veces y miré a nuestro alrededor, asegurándome de que no había nadie lo suficientemente cerca como para escucharnos y descubrir así mis nuevas sospechas.

— Seulgi…¿Es posible manipular informáticamente los informes o los resultados de las pruebas de algún fármaco? — Intenté hablar lo más bajo posible aunque guardando un tono con el que también fuera capaz de escucharme. Ella giró la cabeza hacia a mí, entendiendo enseguida lo que yo estaba sospechando.

— Claro que es posible...Pero para ello se necesitan no solo conocimientos de informática como puedo tener yo y otra persona del departamento, sino un acceso especial que permita acceder a todos los datos —. Pensé que no podía ser posible, ¿por qué alguien dentro de la investigación iba a querer manipular los resultados? Era algo absurdo...O quizá no.

— ¿Y se podría averiguar quién ha accedido a ellos? Supongo que las modificaciones de ese tipo deberían quedar registradas en alguna parte…¿No? — Estaba haciendo conjeturas precipitadas que acababa de sacar de las películas y las series policíacas pero algo en mí me decía que todo eso podría ser verdad, después de todo el prestigio y el dinero mueven a mucho más mundo que el hacer el bien o el ayudar a los demás a estar mejor.

— Si han reseteado el ordenador central, que sería algo bastante complicado ya que podrían perderse cientos de pruebas y documentos, no sería posible...También podrían haber borrado los registros de navegación pero accediendo al ordenador central se podría recuperar la información, si sabes cómo hacerlo y dónde buscar, claro —. Supe desde ese preciso instante que debía acceder al ordenador central y descubrir quién había sido el culpable, porque ya estaba totalmente segura de que todos y cada uno de los informes, desde el primero redactado seis meses atrás hasta el último.

— ¿Sabrías hacerlo? —

— No quiero presumir ni nada parecido, pero claro que podría hacerlo. El problema sería entrar en la sala el ordenador sin que nos vean, porque ni tú ni yo estamos autorizadas a utilizarlo sin un permiso especial pedido con antelación, y ambas sabemos que no nos lo darían, mucho menos a ti que intentas echar por tierra uno de los medicamentos que más beneficios podrían traerles —. Supe también que Seulgi estaba de mi lado, que a ninguna nos hacía gracia que muriese más gente, pero también me di cuenta de todas las dificultades que acababa de nombrar.

Me mantuve en silencio un buen rato, asimilando toda la información que acababa de recibir, buscando posibles culpables mentalmente y planeando una estrategia al mismo tiempo, todo bajo la curiosa y atenta mirada de Seulgi, que parecía bastante emocionada por la idea de una aventura como aquella además de por poder ayudar a tantas personas que en apenas unos días podrían estar en peligro.

Levanté la vista, encontrándome nuevamente con sus ojos, mostrándome totalmente decidida. Nos sonreímos una vez más y asentimos al mismo tiempo, casi como si una fuese el reflejo en un espejo de la otra.

— Tú encárgate de la informática, yo me encargaré de meterte en esa sala —.

1 comentario:

  1. Vamos a ponernos serios... O SEA ¿YA PARECE QUE VA ENCAMINADA A SABER CUAL ES EL PROBLEMA? ¡Quiero saber cual es que me rallo!

    No sé si me equivocaré, pero algo me dice que Irene tiene algo que ver con lo de manipular información. Puede que me equivoque, pero ahí lo dejo. (?)

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